Consumidor empoderado
Una tarde cualquiera de esta semana atendí a una pareja que iba a contratar una financiación. Me visitaban para recibir el asesoramiento previo a la firma de un contrato de… Leer más Consumidor empoderado →
Una tarde cualquiera de esta semana atendí a una pareja que iba a contratar una financiación. Me visitaban para recibir el asesoramiento previo a la firma de un contrato de… Leer más Consumidor empoderado →
En los últimos días un matrimonio acudía a mi notaría a formalizar un acta de transparencia, como exige la Ley de Crédito Inmobiliario. Habían obtenido financiación para construir su casa.… Leer más Dije lo que quería →
Esta es una de las preguntas que, en ocasiones, me hacen durante el desarrollo de las actas de transparencia. Las actas de transparencia son los documentos que, obligatoriamente, se deben… Leer más ¿Puedo vender mi casa hipotecada? →
Esta semana acudía a nuestra notaría una pareja a firmar un acta de transparencia. El acta de transparencia se introduce por la nueva Ley de Crédito Inmobiliario, a fin de… Leer más Acta de transparencia: cambio de condiciones →
Estos cuatro últimos meses han sido nuevos para todos. Nueva situación sanitaria. Nuevos miedos. Nueva situación económica. Nueva normalidad… Precisamente más que la «nueva normalidad», la forma de entenderla, me… Leer más La «nueva normalidad»: Un concepto indeterminado →
Son las 17:30 del martes 17. Segundo día laborable tras decretar el estado de alarma. ¿Cómo habéis pasado estos dos días?¿Cómo se han desarrollado las cosas en las notarías?¿Y cuándo… Leer más Coronavirus: ¿y ahora qué hacemos? →
Hoy todos esperamos la comparecencia de Pedro Sánchez anunciando que se confirma el estado de alarma y las concretas medidas que se adoptan. Sería deseable que, en esta ocasión, nuestro… Leer más Coronavirus: ¿Se cierran las notarias con el COVID-19? →
«Haces cálculos sobre tu muerte. Piensas en cuanto dinero tienes en el banco […] Cuánto le daría a Bra y cuánto a Valdi. La misma cantidad, he pensado en… Leer más Amar a través de las cosas: la herencia →