Navegamos hacia la Historia
Una de las cosas que trato de transmitir a mi equipo de colaboradores es la transcendencia de las cosas que ocurren en la Notaría. Sí, lo que allí se cuece va más allá del rato que pasan con nosotros quienes nos visitan.
Las personas que confían en nosotros y nos invitan a ser testigos activos de una parcela importante de su vida, merecen ser tratados y atendidos con el rigor que lo que les trae a visitarnos requiere.
En Moixent, uno de mis destinos, siempre me recordaba un señor que me visitó en una ocasión, Alfonso -aún recuerdo su nombre-, me dijo que le impresionó cuando durante la firma de su compraventa, cuando el apoderado del Banco quitaba transcendencia al acto, yo hice una llamada de atención diciendo: «Yo asisto frecuentemente a compraventas y préstamos; sin embargo, ustedes, que están hoy aquí, igual no vuelven a concurrir a una en toda su vida, merecen ser tratados con la importancia y el respeto que el acto requiere, deben preguntar todo lo que consideren y es normal no saber determinadas cosas, pues para eso cada uno se dedica a una cosa en la sociedad».
Sin embargo, en la Notaría se generan otras muchas cosas que tienen transcendencia global, más allá de lo que a cada persona le lleva a visitarnos, el conjunta de actuaciones tiene una gran importancia.
Muchas veces, insisto a quien prepara la escritura diciendo: «¿Has pasado el corrector ortográfico? Esto lo firmo yo. Dentro de muchos años los protocolos serán públicos, se estudiarán y se contará que había un Notario de Alicante que no sabía ortografía…».
Y es que, los Notarios, cuando actuamos navegamos hacia la Historia. En efecto. En nuestros archivos, más allá de la resolución de un problema, de la compra de una vivienda o de la ordenación de una sucesión, queda plasmada, blanco sobre negro, la estructura de la sociedad, en este caso, del siglo XXI. El rol social del hombre o de la mujer, la estructura de la familia, las relaciones interpersonales, la tipología de los negocios, la estructura de la propiedad… son cosas que el Historiador podrá conocer de nuestro tiempo estudiando los protocolos notariales.
Y ese papel de narradores de la Historia, nos confiere, además, el privilegio de incidir en ella; muchas cosas que hoy se ven como normales, que forman parte de la vida cotidiana de las personas en la actualidad se gestaron hace muchos años en un estudio notarial. Así, por ejemplo, las sociedades limitadas o los complejos inmobiliarios y comunidades de propietarios. Porque el Notario se hace autor del documento, cuando lo firma; da consejo, indaga, interpreta y adecúa la voluntad debidamente informada de quien le visita a la legalidad vigente.
Si todo lo anterior es cierto, demos unos y otros a cada acto la importancia que requiere, de lo contrario, algo falla. ¡Feliz fin de semana!
Este comentario es real y ojalá todo el mundo y en especial todos los fedatarios públicos supieran, que aún cuando ya no estén las Escrituras perdurarán, como fieles testigos de algo que dijimos e hicimos en el mundo jurídico. Una de mis grandes batallas ha sido la relevancia de la función notarial y la explicación a los abogados, que la figura del Notario no puede ser sustituida por cualquier persona u operador juridico.
Es un artesano de la voluntad.
Excelente comentario.
Buen Fin de semana.
Cobas
Gracias por tus palabras! Me alegra que te haya gustado! Feliz sábado!!
Gracias a usted, todavía me gusta más la profesión. Me comprometo a no «adular» más en futuras intervenciones, porque no quiero que parezcan poco sinceras, cuando lo son. Al hilo de la pregunta a su oficial, «¿has pasado el corrector ortográfico?», algo que me preocupa es ¿hasta qué punto el Notario interviene en o vigila la redacción de los instrumentos? Espero que no sea una pregunta impertinente.