Nuevos Bancos… ¿Mismo perro con distinto collar?

   Targo Bank, Banco Mare Nostrum, EVO, NCG, Bankia, Banca Civica… son algunas de las nuevas denominaciones que han adoptado las distintas entidades financieras. El cambio de marca comercial se ha producido como consecuencia del proceso de reestructuración bancaria. Aquellas entidades que no se han visto inmersas en procesos de fusión, SIPs o cualesquiera otras soluciones han conservado su marca, nomenclatura y también su imagen.

   Este proceso ha afectado notablemente al mapa de las sucursales. Muchas de ellas han cerrado, pues no podían convivir puerta con puerta con la sucursal de la otra entidad partícipe de la reestructuración. Se han generado situaciones dramáticas, por ejemplo, en ciudades como Alicante al hilo de la operativa de Bankia; el área comercial de las sucursales de Bancaja y Caja Madrid se solapaba, pues la mayoría de oficinas eran casi contiguas físicamente.

   Ello ha dado lugar  al cierre de muchos locales que ahora, bien se encuentran vacíos, bien han sido ocupados por terceros con nuevos negocios.

   Por otro lado, también se ha producido una cambio de imagen corporativa. Ese restyling desconcierta a propios y extraños pues, en estos casos sucede, a veces, que el cliente de la entidad ya no sabe ni dónde esta. Los cambios de denominación y estética, incluso de personas, han sido tan agresivos que ya no se reconoce la vieja entidad.

   En otras ocasiones la sucursal se ha reagrupado con contra, trasladando su sede física a una cercana; normalmente ha sucedido como presupuesto al cambio de marca comercial.

   Todo este proceso suele hacer hincapié en el servicio al consumidor y cómo queda. Pero, no debemos olvidar que detrás del mostrador, hay también unas personas, que nada tienen que ver con las decisiones macroeconómicas de la entidad. Que ven incierto su futuro como consecuencia de la crisis en general y de la reestructuración se su propia entidad en particular. Son procesos largos que nada ayudan a dar estabilidad al sector. Generan desconfianza tanto en los clientes de la entidad como en los propios trabajadores de la misma.

   En este contexto debe juzgarse favorablemete el paquete de medidas del último Consejo de Ministros donde, bajo el paraguas de la dación en pago hipotecaria, se introduce un Código de Buenas prácticas, medidas fiscales, medidas arancelarias notariales y registrales y, cuando menos, se trata de dar nuevas soluciones a nuevos problemas.

   Sin embargo, en mi opinión, resolver el problema social de los deudores hipotecarios no deja de ser una gota -importante, eso sí- en el océano de la crisis económica. Creo que los nuevos bancos deben ofrecer nuevas soluciones financieras. La crisis no se va a acabar solo con restringir el crédito subiendo tipos de interés, endureciendo las condiciones, y recortando los márgenes de financiación. No creo que valga un movimiento pendular, de un extremo a otro. Antes se daba a quien fuera y ahora no se da a nadie.

   Creo que deben impulsarse medidas legislativas y soluciones financieras que miren hacia los problemas socioeconómicos actuales. Una nueva conciencia social bancaria debe imponerse y no tiene que ser incompatible con la obtención de beneficios por los operadores económicos.

   ¿A qué me estoy refiriendo? Existen muchas figuras que no se han estudiado suficientemente, que no han recibido crédito o que, simplemente, ni se han planteado. Aquí tenemos algunas ideas para reflexionar.

   Hipoteca inversa, se desarrolló normativamente hace cuatro años. Es un buen producto para personas mayores. Garantiza calidad de vida en el momento de la jubilación, quita cargas a los hijos y da independencia a los padres. Su no aplicación creo que se debe a que es ajena a la cultura económica de nuestra sociedad.

   Hipoteca de responsabilidad limitada, es lo que se reclama a Guindos, pero la realidad es que ya existe en nuestro sistema jurídico. Sucede, no obstante, que si las garantías del Banco se limitan a la vivienda adquirida difícilmente se podrá financiar el mismo porcentaje del coste de adquisición y las condiciones financieras no podrán ser las mismas. Pero igual que hay quien prefiere pagar un tipo de interés alto que sea fijo antes que uno más bajo variable también habrá quien prefiera saber que una crisis económica no contamina el resto de sus activos.

   Soluciones arrendaticias. La crisis del ladrillo ha engordado notablemente los inmuebles de los que son tenedores los bancos. Las entidades se ven ahora abocadas a dar salida a los mismos. Asumen pérdidas y los venden a bajo coste. A lo mejor, el deudor hipotecario hubiera negociado una quita y hubiera podido asumir ese coste, no acaba de parecer muy justo socialmente que el que pagó durante mucho tiempo se vea desposeido de su propiedad y que esta revierta en una persona que paga menos que lo que el primero debía. En este marco deberían ofrecerse alternativas a los propietarios actuales cruzando alquileres con derecho a compra con la eventual dación en pago. También debería fomentarse que la salida de los activos inmobiliarios bancarios no fuese necesariamente la venta. Habría que difundir la cultura del alquiler. Un eventual parque bancario de viviendas en alquiler se gestionaría más eficazmente que el alquiler que ofrece un particular. El ciudadano medio que ofrece su vivienda en alquiler no solo maneja parámetros económicos sino que también da tintes de emotividad a su decisión de contratar. El precio de los alquileres debe racionalizarse, pues de lo contrario volveríamos a la época en que cuesta lo mismo alquilar que pagar la cuota de la hipoteca. Pero, digo yo, si se ofrecen viviendas a precio ridículo en venta ¿no se pueden ofrecer a precios sensatos en alquiler?

   Una adecuada política económica y legislativa abonaría el campo a ese tipo de decisiones. Sin embargo, deben ir de la mano de un cambio de cultura bancaria.

   Si todos hemos tenido que reinventar nuestro día a día, nuestro medio y modo de vida; las entidades financieras no pueden ser ajenas a ese proceso y quedarse con un simple nuevo look. Nuevos tiempos, nuevos servicios, nuevos productos.

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

1 comentario »

  1. Interesante post. Con mucha temática para estudiar detenidamente. Pero lo que quiere comentar ya es que a la profesión de Economista le falta un código hipocrático similar al de los médicos. Todavía estamos con lo de «la suma de los intereses individuales da lugar al interés colectivo» de Adam Smith y los directivos de la banca que han generado esto acabaron pensando en su interés particular no en el de la empresa y mucho menos en el de sus clientes. En el documental «Inside Job» se puede ver cómo el director general de Lehman Brothers, por la brillante actuación de cerrar el banco y destrozar la economía mundial, se llevó en 8 años 480 millones de dólares en premios.

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