Competencia lingüistica: El inglés anticrisis

competencia lingüistica   Acabo de leer la noticia que se titula: Críticas al inglés obligatorio para graduarse en Cataluña: «Será una barrera infranqueable». Casualmente, hoy hablaba con un grupo de amigos-padres sobre la transcendencia de las lenguas en la educación de los hijos. Su importancia, no solo como elemento vertebrador del territorio, sino como apostar a auténtico caballo ganador a la hora de acceder al mercado laboral, está fuera de toda duda. Todo ello sin perjuicio de lo que enriquece a la persona poder acceder a fuentes de información en otros idiomas; la potencialidad de internet aparece lastrada, pienso, si no se conoce suficientemente el inglés.

   Igual que periódicamente se nos recuerda que las lenguas cooficiales en la Comunidad Valenciana son un elemento vertebrador de la sociedad valenciana. No en menor medida debe verse la existencia de una lengua común, conocida por todos los europeos, si queremos creer realmente en la integración europea que la Unión, supone. El problema, a día de hoy, realmente, es de coste de oportunidad, a veces, por desgracia, no se puede llevar todo en las alforjas y, tal vez, deberíamos plantearnos lo realmente importante a la hora de ser competitivos, a la hora de formar nuestra sociedad. A veces, una mejora cualitativa implica sacrificar algo.

   ¿Es acertado exigir en Cataluña el nivel B2 de inglés para graduarse en la Universidad? Aquí bien valdría lo de que el fin justifica los medios. Al margen de cuestiones políticas, tan actuales, siempre he considerado que la sociedad catalana es una de las más avanzadas de España. Para saber si la medida es proporcionada o no y si, por consiguiente, es exigible, lo que realmente habría que plantearse es el grado de conocimiento del inglés que se tiene en las etapas formativas anteriores. Un nivel B2, es un nivel alto. El que quiera, puede pinchar el enlace anterior, leer las competencias que conlleva, y plantearse si realmente sería o no capaz de ejercerlas, para muchos, por desgracia la sorpresa será desagradable.

   La realidad impuesta por los tiempos es que en Europa, la práctica totalidad de la población habla inglés con un alto grado de competencia. Los españoles no seremos competitivos si no somos capaces de asumir ese reto y de ponernos al nivel de nuestros conciudadanos. Eso es casi más importante que cualquier rescate -no me des un pez, enséñame a pescar-.

   En la Notaría, y más en estos tiempos, se está en un observatorio privilegiado sobre la realidad socioeconómica actual. Se nos pregunta a los Notarios si la Economía se ha reactivado o no, si se dan préstamos, si la gente sale de la crisis, si se hacen compraventas… Eso es cierto; sin embargo, se enfatiza más en lo económico que en lo social, entendido esto último como la manifestación viva de la sociedad española existente.

   Así, sociológicamente, al margen de que la realidad es que los problemas que llegan al estudio notarial cada día son más complejos, lo que se aprecia es una realidad pluricultural. Son muchas y distintas las nacionalidades que desfilan por el despacho día tras día. Muchas, comparten con nosotros la lengua; son las personas de procedencia iberoamericana. Está bien, existen convenios de doble nacionalidad y un sedimento cultural común.

   Sin embargo; son muchas más las personas que son capaces de expresarse en inglés. Si estamos en Europa, es lo que toca. Además, esas personas suelen ser portadoras de mayor riqueza -es triste, pero también es importante-; y, curiosamente, el inglés no es patrimonio exclusivo de los ingleses; no son los británicos los protagonistas de las operaciones de más cuantía; sino alemanes, nórdicos, franceses y rusos; todos ellos hablan inglés.

   Todo lo relatado hasta ahora, pone de relieve, por un lado, que la lengua, realmente vertebra el territorio. Los europeos, utilizan como vehículo natural de comunicación la lengua inglesa. Sólo los países mediterráneos tenemos un menor nivel en dicha lengua, es algo vivido y que se percibe.

   También, la otra consecuencia es que quien sabe inglés está mejor posicionado en el mercado laboral. Si es autónomo, qué duda cabe, es mucho más competitivo. Si lo que busca es un trabajo por cuenta ajena, la realidad es que el dominio de inglés complementado por un segundo idioma de transcendencia transfronteriza será un punto a la hora de ser descartado en una criba curricular.

   Si todo lo anterior es cierto, si la sociedad española atraviesa una dura crisis económica, si conocer los idiomas no solo es deseable, sino imprescindible, sorprende la errática, anodina y dispar política lingüística  existente en nuestro país. ¿Es competitiva? ¿Se nos dan a todos los españoles las mismas oportunidades o instrumentos para adquirir tales competencias idiomáticas? ¿Ha llegado el tiempo de replantearse la cuestión lingüística?

   Fiscalidad, Educación, Sanidad, son demasiadas diferencias unidas a una estructura del Estado con una Administración Pública hipertrófica… la realidad -lo aprendí de pequeño- cuando la rueda está parcheada una y otra vez, a lo mejor, cambiar la cámara es más barato y eficaz que poner un nuevo parche. ¿Qué es lo que queremos?

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

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