¿Cuánto tardaste en aprobar Derecho?

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Hace dos o tres años un Licenciado en Derecho se vio en la necesidad de aportar su expediente académico para matricularse en un curso. Resulta, cosa curiosa, que los auténticos juristas, nunca dejan de estudiar.

   Una mañana, se ausentó de su despacho profesional, acudió al campus a fin de obtener el papelito de marras. Nunca se había preocupado de esas cosas. ¡Qué bonita y cambiada estaba la Universidad! Los árboles habían crecido. Siempre era agradable volver a la Uní, pues si la eterna juventud existe debe morar en ese lugar. Cuando se presentó en la Secretaría de la Facultad de Derecho, amablemente le atendió una funcionaria, le preguntó por el motivo de su visita.

-Necesitaría un certificado de mi expediente académico.

-¿Completo?- La funcionaria debió percibir que su interlocutor no tenía ni la más remota idea del alcance de la pregunta.

-¿Qué es completo?- dijo el solicitante.

-Umm… Bueno… -La funcionaria miraba el expediente mientras hablaba- en tu caso da igual. Completo es el expediente en el que sale todo, las convocatorias en las que se ha aprobado, el tiempo que se ha empleado… pero claro, con tu expediente… está claro que puedes estar orgulloso, no hay nada que esconder.

   El expediente en cuestión reflejaba unas calificaciones en todas las asignaturas de matrícula de honor o sobresaliente. Y es que, cuando se estudia, el que siempre recoge.

   Los últimos escándalos ¿político-universitarios? que aderezan las mañanas de los noticiarios hacen imprescindible pararse a reflexionar. ¿Se pueden sacar doce asignaturas en nueve meses?

   Yo estudie cuando se era licenciado y no graduado. Entonces, la carrera de Derecho estaba planteada en cinco cursos anuales. En aquella época tenía un amigo que estudiaba conmigo que periódicamente me decía:

«Antonio, Derecho es una carrera normal, para gente normal, que se saca en cinco años… yo llevo 7… no debo de ser normal.»

   Mi amigo acabó la carrera, evidentemente era «normal», en el mejor de los sentidos, probablemente, puede que sucediera que no le apasionara el Derecho… pero esa es otra historia.

   En otra ocasión, yo mismo, que no era mal estudiante, pensé en matricularme en asignaturas de dos cursos. De tal imprudencia me libró Don Carlos Jiménez Piernas, Catedrático, entonces en Alicante, de Derecho Internacional Público, el sabio profesor, con buen juicio me dijo:

«Antonio, en la vida, hay que vivir cada etapa. Eres buen estudiante, no tienes necesidad y debes dejar que tus conocimientos se sedimenten…».

   Entonces, ¿se puede sacar, como dicen algunos, la mitad de la carrera de Derecho en nueve meses? No caben respuestas universales, hay gente muy lista, o con graves problemas que consiguen sacar de la necesidad virtud, sin embargo, no parece lo habitual, seguro que hay estadísticas al respecto.

   Después de haber dejado la Universidad como estudiante, he seguido manteniendo vínculos con ella y con sus profesores, ente los cuales tengo la suerte de tener muchos amigos. Los profesores universitarios, son personas con un notable expediente académico, vocacionales y que pese a la exigua apuesta que hacen nuestros gobernantes por ella en las partidas presupuestarias, si les apasiona lo que hacen baten el cobre todos los días para hacer maravillas con nuestros estudiantes. Como esa madre de cinco hijos que, pese a la crisis económica, ha sido capaz de, con pocos recursos, alimentar a sus retoños con una buena dosis de imaginación y mucho amor.

   Así las cosas, no me parece correcto ni justo dejar que los intereses de unos pocos arruinen, con sus malas artes, el buen hacer de todos aquellos profesores y estudiantes que invierten su vida, recursos y vocación en formar y formarse. No deberíamos tolerar que se desprestigie la Universidad, lo cual no es incompatible con que, cuando proceda, se depuren responsabilidades. Malos profesionales existen en todos los campos y, por desgracia, gente sin escrúpulos, también.

   ¿A dónde lleva toda esta reflexión si el lector no se ha aburrido y ha llegado hasta aquí? Está claro que tal y como ha funcionado el sistema hasta ahora no parece haber sido la forma adecuada para evitar las noticias que se han producido últimamente, al margen de la verdad o no de las mismas.

   En época relativamente reciente, ante los escándalos económicos en relación a la procedencia de las rentas de nuestros políticos, empezaron a publicarse sus bienes, actividades económicas… se trataba de garantizar la transparencia. A mi no me parece mal que cada cual prospere si se esfuerza en ello o la vida, honradamente, le sonríe.

   Por el mismo motivo, no estaría de más que quienes se proponen desempeñar un cargo político sacasen a la luz sus expedientes académicos completos, justificasen sus méritos, títulos… y a la vista de los mismos, cada cual que juzgue.

   En otros países, primero se es, da igual donde, en la Universidad, en la escuela de la vida, en los negocios… luego se accede a política. Suelen ser sociedades en los que la política no es una profesión sino un reconocimiento a la persona elegida que, en ningún caso, pretende lucrarse sirviendo a sus conciudadanos. En España, sin embargo, por desgracia, nuestros políticos no parecen tener claro que están de paso por nuestras instituciones y tratan de perpetuarse como si de jugar a la oca se tratase.

   Si esos expedientes, antes de llegar saliesen a la luz, cada cual decidiría, sospecharía, o no, del que se sacó la carrera en tiempo récord, pues hay cosas que, posibles o no, en uno y otro sentido, caen por su propio peso.

   Al final de la historia, toda esta batería de noticias colocan a cada Universidad en su sitio, pues hay cosas que pasan en unas y no en otras, y accidentalmente, o no, lo que, por desgracia se consigue, es desprestigiar a una institución. Ese desprestigio no solo alcanza a las personas que allí enseñan y forman, sino también a sus estudiantes y, francamente, es una pena.

   Personalmente, me siento triste y decepcionado, cualquiera que sea el resultado de cada uno de los incidentes.

   Valga este post como reconocimiento y agradecimiento a todos los profesores universitarios que sí cumplen con sus obligaciones, investigan, enseñan y transmiten ilusión a los que hemos de seguirles.

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

6 Comentarios »

  1. Cuando yo estudié Derecho (promoción 1981-1986) la carrera era de 5 años. Yo la saqué en la convocatoria de Junio de 1986, es decir 5 años exactos, sin repetir nunca y aprobando año por año en Junio. Pero es verdad que había gente con más medios económicos que tardaban más porque querían sacar mejores notas y sólo se matriculaban en 2 ó 3 asignaturas al año. Yo, sin embargo, me matriculaba de todas las asignaturas del curso.
    En mi opinion, debería premiarse al que hace la carrera en 5 años, con independencia de sus calificaciones, en vez del que la hace en 10 años con calificaciones de Sobresaliente porque se lo puede permitir.
    Siempre me pareció que había algo de injusticia en todo eso. No es igual sacar la carrera en 5 años que emplear 10. Acaba resultando que los mas privilegiados lo siguen siendo haciendo la carrera a su medida y sin pararse a pensar que las matrículas de la Universidad están en parte subvencionadas, sin distinción de renta.

    José Manuel Antón de la Calle.

  2. Tu artículo es encomiable y es una muestra de respeto, a muchos profesores que se dejan la vida en el aula . El otro día puse una foto con mis alumnos del Master y alguien me dijo en plan chistecito como el de la Cifuentes y lo puse en su lugar, porque la Universidad es un lugar sagrado. Por lo menos para mí y nadie desde mi punto de vista se puede sacar Derecho en nueve meses y te lo dice alguien que lleva enseñando derecho más de 30 años. Es una ofensa a los que se esfuerzan.. Hace tiempo que lo digo.
    Aunque no sólo pasa en España, en muchos lugares se desvirtua la enseñanza con políticas fáciles de formación, denigrando a los que estudian y al Derecho.
    Lo pongo en mi muro.
    Un abrazo.
    María Elena Cobas

    • Muchas gracias por tus palabras, querida Elena, como siempre, te empaña el cariño que me tienes.
      Entiendo perfectamente todo lo que dices. Hay determinados «chistecitos» que saturan. Yo estoy curado de espanto, soy el primero que antes de que me lo digan refiero el típico de «el notario firma y cobra».,,, Tampoco se pueden pedir peras al olmo.
      En cuanto al contenido del post… pues sí, al final parece que todos los que han estudiado en tal o cual Universidad de las que están ahora en la picota no han hecho méritos suficientes… o que la carrera de Derecho se saca con un estornudo… Y, ciertamente, eso no es así.
      Por desgracia, en este país nos alimentamos mucho de los tópicos y somos ineficientes en buscar determinadas soluciones.
      Te deseo un feliz fin de semana.
      Antonio

  3. El tema que plantéas tiene muchos prismas y daría para largas conversaciones pero coincido contigo en que nadie debería acceder a la política como primera opción laboral y como mínimo, debería haber estado trabajando con anterioridad de manera honesta y en contacto con el mundo que pisamos.
    Por lo demás un aplauso a los profesores que se dejan la piel en desasnar(nos) y a los alumnos que se toman en serio su trabajo que no es ni más ni menos que estudiar … y una ola de tomatazos a quienes con su actuación empañan la credibilidad de las instituciones y del esfuerzo de los demás: su actuar nos afecta a todos!
    Un fuerte abrazo y con tu permiso, me lo llevo a Tuiter

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