No quiero hacer testamento…

  

   … si lo hago, estoy llamando a la muerte…, bueno, digo yo, es un punto de vista, si bien, ciertamente, no conozco a nadie que haya fallecido por testamentitis; a lo sumo, el caso de aquel que, no queriendo pagar los escasos cuarenta euros que cuesta el testamento fue empujado por la escalera de una Notaría.

  El otro día, una chica, mientras le redactaba su testamento me dijo: «Antonio, nos pasamos la vida planificando la muerte, hacer testamento es un ejemplo de ello», me resultó curiosa la afirmación, pero, rápidamente, repliqué: «el testamento no es planificar la propia muerte sino la vida de los que se quedan» . Estoy plenamente convencido de lo que a esa chica dije.

   En otras ocasiones, sucede que las personas no queremos enfrentarnos a tener que confrontar las propias convicciones respecto del reparto de los bienes con las que puede tener nuestra pareja o cónyuge; otras veces, la persona se resiste a plasmar en el testamento el desigual trato que, por cualquier causa, considera que deben recibir sus hijos; o no quiere cordinar con el padre/madre de sus hijos a quién debe deferirse la tutela de los niños en caso de fallecimiento de ambos. Ese temor a defraudar expectativas hace que se demore la decisión y puesta en práctica de la preceptiva visita al Notario. Y, a la postre genera que se produzcan disputas familiares por haber declinado la responsabilidad de otorgar un testamento.

   El Notario, en todos esos casos, no está para juzgar, se limita a escuchar, invita a la reflexión y plasma la voluntad de la persona libre, consciente y plenamente informada. Se aprende mucho de las personas y de la vida cuando abren te brindan el honor de compartir sus convicciones más intimas que plasman en su testamento.

   No hay testamento «normal» todos, incluso los que merecen tal calificación, son especiales, si se ha llegado a ellos consciente de lo que implican.

   Porque, hacer testamento es un acto que expresa la máxima voluntad de las personas que se propaga más allá de sus días, pero también un acto de responsabilidad para con las personas que realmente nos importan.

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

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