Los nuevos españoles: Jura de la nacionalidad.
Esta tarde, mientras El Mundo destapaba el penúltimo escándalo del culebrón Urdangarín -tiempo habrá para ver si es tal escándalo o no-, este Notario, en la sede de Alicante del Colegio Notarial, junto con otro compañero, recogía el juramento o promesa de fidelidad a Su Majestad el Rey, acatamiento a la Constitución y al resto de leyes españolas.
Es uno mas de los servicios que prestamos gratis los notarios; en este caso cooperamos con el Registro Civil en la tramitación de los expedientes de nacionalidad.
La experiencia, interesante, humanamente me he encontrado con personas que daban al acto la importancia que merecía -estaban adquiriendo de pleno derecho el estatuto jurídico de pertenencia a una Comunidad Soberana, la Nación Española-. Así, incluso, los había que pedían sí podían fotografiarse en el acto.
Junto a estos, había otros que lo único que parecían pretender era el acceso al Estado de Bienestar -sí es que aún existe- o la condición de ciudadano de la Unión Europea. Cada cual que reflexione.
Personalmente, me ha llamado la atención cómo se puede acceder a la condición de español sin apenas saber español. Francamente, me produce una gran decepción. Entiendo que pasar a tener la condición de nacional de nuestro país implica una plena integración previa en nuestra sociedad, lo cual difícilmente puede darse si no se sabe la lengua de la comunidad -me da igual que sea castellano, euskera, catalán, valenciano, mallorquín o gallego-. Sin embargo, ahí están las leyes y los que controlan su cumplimiento, afortunadamente, no me tocaba a mi hoy esa tarea en ese extremo.
Lo anterior contrasta con otros países, como en Estados Unidos, en los que se comprueba realmente la integración en la sociedad americana; o Francia, donde, si no me equivoco, se hace un examen de cultura general y de la Historia de la Nación; así como se comprueba el conocimiento efectivo de la lengua.
Entiendo que lo anterior, aquí, sería de muy difícil cumplimiento, cuando andamos peleándonos sobre estas o aquellas competencias; sobre si el valenciano o el catalán son o no la misma lengua; sobre si somos españoles todos o algunos son solo catalanes; y donde tenemos un sistema educativo errático y anecdótico que arrumba nuestra cultura, Geografía e Historia como si empezase y acabase en el solo territorio de una Comunidad Autónoma…. Y es que…. aquellos polvos estos lodos.
Por último me quedo con dos paradojas. La primera, mientras unos juran fidelidad al Rey, otros se cuestionan la Monarquía a la vista del último escándalo fiscal del caso Urdangarín. Y, sobre todo, la segunda, mientras unos se quejan de ser españoles, otros contentos abrazan nuestra nacionalidad.
En la variedad está el gusto.
Antonio Ripoll Soler
Los tests de nacionalidad, o «examenes de ciudadanía», existen en Canada, Australia, Dinamarca, Austria, Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Francia, Luxemburgo, Estonia, Mexico…El concepto de una ciudadanía común implica compartir ciertas normas de convivencia; es imprescindible por lo menos conocer estas normas antes de hacerse ciudadano. Tenemos tests para obtener licencia de conducir, y a nadie le parece extraño. Pero es igual de importante asegurarse que los nuevos ciudadanos conozcan y entiendan nuestras valores – por ejemplo, igualdad de hombre y mujer, estado laico, separación de poderes – antes de darles el derecho de voto que no es otra cosa que el derecho de modificar nuestro modo de vida.
Estimad@ DK:
Gracias por participar.
Me parece muy enriquecedor, objetivo y nada apasionado tu punto de vista. La nacionalidad es algo más que un carné de pertenencia a un club,
Saludos