¿Están los Bancos a la altura de la crisis?

   ¿Están preparados los Bancos españoles para la crisis? ¿Dan la talla en las circunstancias económicas actuales? Llevamos ya ¿siete? años de crisis. Tal vez, la pregunta con la que empieza este post, esté fuera de lugar, con las cartas echadas es muy fácil opinar. Sin embargo, la reflexión que hoy comparto con vosotros me viene a la cabeza prácticamente todos los días.

   Los notarios somos un termómetro de alta fiabilidad a la hora de pulsar la situación financiera de España. La penuria económica de las familias españolas forma parte de la realidad sobre la que actúa nuestro trabajo.

   Si hacemos la vista atrás, antes de la crisis, las entidades de crédito actuaban bajo la consigna de que todas las financiaciones resultaban un éxito. Se trataba de colocar los productos financieros en la mayor medida posible. Mayores contrataciones, mayores beneficios. Los españoles, asumimos entonces la creencia de que era normal lastrar la economía familiar con una hipoteca que nos perseguiría el resto de nuestras vidas. Todos podíamos y debíamos acceder a todo tipo de bienes de consumo y a cualquier clase de vivienda. El coste era intranscendente: siempre se financiaba todo y un poco más, así se aprovechaba para amueblar la casa, cambiar el coche… De esta manera, la hipoteca, una garantía casi desconocida en la década de los 80 del siglo pasado -entonces se compraba con letras (de ahí la expresión «la letra del piso»)- se populariza y pasa de garantizar un periodo de tiempo de 10, 15 ó 20 años a constituirse para 30, 40 ó 45 años.

   Aún recuerdo el cuadro de la primera hipoteca que firmé a 45 años, miré el DNI de los compradores, la cara y… el tiempo, crucé miradas con el apoderado del Banco y asintió. Yo tenía tan claro que los nuevos deudores fallecerían antes de ver pagado su préstamo como que las deudas hipotecarias forman parte de la herencia.

   Como no podía ser de otro modo, el sistema quebró por el lado más débil, la precariedad laboral determinó que con el final de la época de bonanza los créditos dejasen de pagarse. Lo que viene después el algo que todos conocemos.

   Los nuevos tiempos imponen unos mecanismos jurídicos mucho más complejos que los de la época anterior. En aquel momento, era relativamente lógica la estandarización de los documentos. Todos pedíamos, todos pagábamos. El perfil del personal comercial del Banco se basaba en la venta pura y dura. En ese momento empezaron a florecer las distintas asesorías jurídicas y gestorías bancarias, actualmente sobredimensionadas, que asistían y suplían las carencias técnicas del personal de las sucursales, centrados en la venta del producto.

   Sin embargo, actualmente, las soluciones suelen buscarse a medida de las personas, en general, se trata de remediar el desbarajuste financiero de los clientes de cada entidad a fin de evitar el colapso financiero. En estas circunstancias, la estructura bancaria debería haberse adaptado a los nuevos tiempos. El modelo anterior ya no sirve.

   A diferencia de lo que sucedía en los años 2003 a 2006, en los que, parcheando levemente las minutas hipotecarias, el objetivo era exprimir la rentabilidad del producto -de aquella época son las vinculaciones y consiguientes rebajas de tipos en las hipotecas-; actualmente, los remedios económicos son sumamente complejos. Los clausulados y condiciones generales no se repiten, pues casi nadie obtiene crédito. Tampoco perduran, pues cambian casi todos los meses. Una sentencia, un nuevo texto legal, un nuevo problema social… hacen al Banco replantearse todo su soporte documental.

   En ese momento es cuando intervenimos los Notarios. La realidad es que el Banco cambia sus minutas sin informar a sus operadores. Ello determina que se esté ofreciendo un producto que se desconoce. ¿Es culpa del empleado bancario? Indudablemente ¡no! El único culpable es la entidad que va por libre frente a su red de sucursales, convirtiéndose en un gigante con pies de barro.

   Al mismo tiempo, la penosa estructura que se creó para la época de bonanza, sigue actuando sobre la realidad como si nada hubiese cambiado. Esa estructura, actualmente es del todo ineficiente. La especificidad de los problemas, que ya no son generalizables, la falta de formación y, sobre todo, la falta de poder de decisión -nadie quiere mojarse-… determina que las esperas en las notarías, no siendo necesario, sean infinitas. Todos los días se bloquean, aplazan y cancelan firmas por la inoperaancia de los propios Bancos que no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos bajo la consigna del «¡sálvese quien pueda!».

   Esta mañana un Banco vendía una propiedad y otro financiaba la compra. El primero pretendía que el segundo diese el dinero sin haberse transmitido la propiedad para constituir plenamente la garantía hipotecaria, por falta de poderes del primero. Con buen criterio, la apoderada del segundo se ha opuesto. A mi, como notario, que un profesional (el representante de la entidad vendedora) pretendiese obviar todo no deja de sorprenderme.

   El episodio que, por desgracia, de una u otra manera se repite casi a diario, ha supuesto pérdida de un día de trabajo para la compradora, pérdida de dos horas del tiempo de la directora de la entidad prestamista, que sí había hecho los deberes, pérdida de tiempo no retribuido por el personal de la Notaría…

   La ignorancia es muy atrevida, pero es que tenemos lo que nos merecemos.

   ¿Creéis que están dando los Bancos el do de pecho en la crisis o que están dando la nota?

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

5 Comentarios »

  1. Podría decir que es una entrada genial, pero como casi todas las entradas de este blog lo son (cuando lea una que no lo sea te lo diré), me limitaré a decir…..como siempre.

    Nunca deja de sorprenderme la sensibilidad de este blog, y la facilidad para comprender y explicar de forma sencilla cosas muy complejas.

    Solo quiero intervenir para romper una lanza a favor de muchos empleados de entidades de crédito que son víctimas silenciosas de lo que se comenta este post, y sobre cuya situación te animo a escribir.

    • Querido Francisco, como siempre, gracias por tus cariñosas palabras, cegadas por el afecto.
      Lo que comentas -y veladamente se apunta en el post- es una realidad.
      Los empleados de las sucursales viven presionados sin fin. Cifras, productos, cuotas, objetivos… en alguna ocasión he visto como dentro de la propia sucursal compiten entre ellos a fin de alcanzar la marca que les han fijado.
      Al mismo tiempo, la entidad no cuida lo más mínimo por la formación de los mismos. La apisonadora bancaria pasa por encima de todo y no parece ser consciente de que una eventual reclamación dará la razón al cliente. Normalmente desprotegido por el abrumador potencial del Banco a la hora de, a posteriori, ejercer sus derechos.
      He visto certificados bancarios de aportación a sociedad que todavía utilizan un modelo basado en la situación legal que existía entre 1989 y 1995 (Ley de anónimas).
      En otras ocasiones, cuando he advertido al Banco que determinada cláusula le perjudicaba… ¡les ha dado igual! bajo el pretexto de que el sistema, diga lo que diga la póliza, cobrará el interés para el que está programado y que, según ellos, conoce el cliente…
      Realmente, la distancia entre lo que es y lo que debería ser, cada vez es mayor.
      De nada sirve que cada vez se dicten más normas, muchas de ellas absurdas, si la batería normativa anterior no se aplica por falta de control administrativo.
      Antes y después de la firma de los contratos y, en su caso, de la intervención notarial, existen muchas cosas que deben ser tenidas en consideración…

      Un fuerte abrazo

  2. Por supuesto que NO , sólo hay tres grandes que se escapan, Santander, La Caixa, BBVA … por los pelos. ( y con sus trampas…)
    Es muy triste el rescate a la banca y sus encubridores, estos gobiernos, todo por el poder político y la corrupción.
    ¡¡ cuanto nos ha costado a los peatones !
    ( 100.000 millones de euros ??? ), cuanto tiempo tendremos que pagar, ???
    – si contamos , son …? 2000 por cabeza a cada españolito , no sé me pierdo con tantos ceros…
    Es muy injusto, – demasiado – y la gente no hace nada.
    Admiro a los Islandeses – os pongo un link para los que no estáis al tanto .- http://www.huffingtonpost.es/2012/11/22/la-revolucion-ciudadana-e_n_2176039.html
    También os recomendaría el programa – SALVADOS – Bancos, del crédito al descrédito (06.05.2012)
    Para tener una visión amplia de todo el tema.
    Creo que si un país ha permitido todo esto, la pregunta seria ¿ creéis que nuestros gobierno ha estado a la altura?
    sigue siendo la misma respuesta : NO. y NO

    • Acertado punto de vista, Eduard.
      La crisis bancaria, aunque tiene sus propias notas diferenciadoras, no deja de ser parte de la cadena de desidia política.

      Indudablemente, faltan muchas auténticas reformas normativas que no se abordan por los costes electorales que conllevan. El día en que eso suceda empezará a cobrar sentido nuestra Democracia.
      Probablemente, si alguien se atreviese se daría cuenta de que los votantes no somos tontos y respondemos positivamente ante ese tipo de iniciativas.

      ¿Para cuando la reforma de la Administración? (Y no me refiero con ello al tema de los funcionarios, que no deben ser siempre el centro del debate).

      Saludos

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