De emprendedor a empresa familiar: renovarse o morir.

De emprendedor a empresa familia   Ayer por la tarde, caminando por Alicante, me sorprendió ver las lunas de la Papelería Moderna cubiertas con papel. La Moderna, como la conocemos en Alicante, es un negocio familiar, forma parte de esos locales que existen en todas las poblaciones que aparecen ligados a la vida misma de los habitantes de la ciudad. En un tiempo pasado, donde no todos los productos eran fácilmente accesibles, La Moderna aparecía provista de un amplio surtido de productos de calidad. Recuerdo mis primeros años de infancia en Alicante, hace ya unos treinta y cinco años, cuando acudía a la papelería,  especialmente a principio de curso y compraba allí el material; el inicio de un nuevo año escolar estaba cargado de ilusión y la compra de lápices, rotuladores, carpetas… para enfrentarse a él, era una buena forma de poner al niño en situación. En aquellos años, Marita, regentaba el negocio.

   Con el paso del tiempo, la madre, esposa del fundador, fue siendo relevada por Silvia y, especialmente, por Elena, sus dos hijas. Los tiempos empezaban a cambiar, había más competencia. Elena dio un golpe de timón y enfocó el negocio hacia un producto más exclusivo, así, sin renunciar a la esencia de la papelería, introdujo la pequeña empresa en el mundo de las estilográficas. A mi me fascinaba ir a verlas todas, de aquella época eran las primeras plumas de la colección de Montblanc dedicada a los escritores. Soñaba con tener algún día alguna de esas estilográficas -siempre he escrito con pluma y, normalmente, la uso en mi quehacer diario-. El negocio ofertaba un amplio catálogo de dichos instrumentos; eran muchas las marcas y mucha la oferta de que La Moderna hacía gala. Por aquellos años se incorporó a trabajar, Virginia, persona amable y dedicada a su trabajo, con un gusto exquisito a la hora de hacer un paquete de regalo; casi daba pena romper el envoltorio.

   Con la crisis el negocio empezó a flojear, como todos. Sin embargo, esta vez, el negocio no pudo resistir la embestida de la nueva época y los rigores que imponía. Así, como sucedió con todos los productos de lujo, el público, como las olas del mar en la orilla, se fue retirando.

   Así, ayer, cuando me acerqué a ver el escaparate cubierto, tal cual aparece en la imagen, leí:

   «Hace ya casi un siglo que mi abuelo levantó aquí mismo su imprenta. Nos reinventamos y comenzamos una nueva andadura como papelería en 1967… y cerramos ese ciclo. Gracias a todos nuestros clientes y amigos por la confianza depositada en nosotros en estos 47 años. Att. Ivan».

   La leyenda escrita sobre el vidrio, la verdad, me dio pena, cerrada la papelería, algo de mi también se iba. Sirvan las líneas anteriores como homenaje a esta familia y al negocio que regentó.

   Desconozco, más allá de lo dicho, las causas que llevaron al cierre del negocio. Probablemente fue un cúmulo de circunstancias. En cualquier caso, actualmente se ve una sensibilidad distinta a la hora de hablar de la empresa. La empresa familiar ha encontrado como paso previa a la misma, la figura, ya socialmente reconocida, del emprendedor. Se habla más de este que de aquella, a diferencia de lo que sucedía hace pocos años.

   Al emprendedor le mueve la pasión y la necesidad. Tiene su idea y necesita llevarla a cabo. Prueba y efecto, como dirían los científicos. El emprendedor, cómo tal, al menos según yo lo veo, es una mente inquieta, busca el éxito de su idea; sin embargo, si el emprendedor es realmente tal, no deja de pensar, soñar y generar nuevos proyectos. Si fructifica alguno, se convierte en empresario. Ser empresario no es incompatible con seguir empresario. Sin embargo, algunos emprendedores venden su negocio, su empresa, para seguir ilusionándose con nuevos proyectos. El empresario se encariña de su empresa, forma parte de su día a día, es lo que le pasó a esta familia; entonces surge la empresa familiar. Esta transciende del emprendedor, convertido en empresario, en ella empiezan a aparecer las relaciones familiares que se hacen más complejas con el paso del tiempo y que tiñen e incluso llegan a contaminar, en ocasiones a la propia empresa, causando incluso la muerte de la misma.

   Si eres emprendedor y tienes socios te interesa:

  • Regular la implicación personal de cada uno para el éxito del proyecto; por eso, además de capital, es frecuente comprometerse a trabajar para la sociedad, es cuando surgen las prestaciones accesorias.
  • Prever adecuadamente el sistema de transmisión de las participaciones sociales, tutelando y protegiendo a los socios ante la entrada de extraños.
  • Planificar el rumbo de la empresa en el caso del fallecimiento de alguno de los socios. Se trata de equilibrar las relaciones entre los socios sobrevivientes y los herederos del fallecido;  al mismo tiempo, se debe procurar evitar que la sociedad quede bloqueada ante el fallecimiento del administrador o ante la falta de entendimiento de los socios.

   Si eres empresario y poco a poco tu familia se va implicando en la marcha de la empresa, entonces tienes una empresa familiar y, además de lo anterior, debes:

  • Procurar que la mezcla de las relaciones familiares con las empresariales, no contamine la empresa; para ello se hacen los protocolos familiares.
  • Separar el patrimonio familiar del patrimonio empresarial. En este momento es conveniente estructurar de forma adecuada las relaciones societarias y pactar las capitulaciones matrimoniales entre los esposos.
  • Sobre la base de todo lo anterior, articular de forma adecuada el relevo generacional.
  • Asimilar que no es incompatible ser el dueño de la empresa con profesionalizar sus estructuras permitiendo que entren personas suficientemente cualificadas.
  • No perder el espíritu emprendedor y generar nuevos proyectos, pues es cuando las cosas van bien cuando se deben robustecer las estructuras para sobrellevar las crisis.

   No hay fórmulas infalibles. ¿Creéis que sobra o falta algo? ¿Hablamos?

Antonio Ripoll Soler

Notario de Alicante

www.notariaripoll.com

7 Comentarios »

  1. Sus comentarios son siempre muy acertados, por lo tanto , y desde mi punto de vista, están en su justa medida, tanto que en alguna ocasión, recuerdo ahora que comenta lo de las empresas, nos hubiese ido mejor en la que yo fui socio, si hubiésemos visitado al notario mas a menudo, y no solamente a la ora de firma con todo ya pactado, como le comentaba en el anterior post.
    un saludo

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